Somos lo que hacemos, no lo que tenemos

Un entorno natural y actividades saludables son el combo perfecto para desconectarse de la rutina y encontrarse con uno mismo.

La escapada “Yoga & Bienestar” con Camila Riganti, creadora del método YOGA BALANCE, se llevará a cabo el día 3 de octubre del 2020 en el complejo Delta Eco Hotel, ubicado en Rio Carapachay 605, Tigre.

Se llega al hotel desde la estación fluvial de Tigre luego de unos 40 minutos en lancha aproximadamente. El predio está ubicado en un sitio natural privilegiado, pensado para desconectar del ritmo acelerado de la ciudad, invitando a los huéspedes a pasar una estadía inolvidable.

Las actividades incluidas a cargo de Camila Riganti son clases de Yoga y charlas de wellness, que para quienes no sepan, se trata de un nuevo concepto para definir un equilibrio saludable entre los niveles mental, físico y emocional, obteniendo como resultado un estado de bienestar general.

La influencer, con más de 26 mil seguidores, es una de las quintillizas más famosas que estuvieron en boca de todos cuando nacieron, y ahora se destaca en el campo del bienestar y la salud, además patentó un método propio de yoga.

Balance es un método cuyo objetivo principal es desarrollar el bienestar de la persona tanto en lo físico como en la mente y el espíritu. Integra tradiciones, pensamientos, filosofías e ideologías de manera respetuosa permitiéndole a la persona descubrirse auténticamente a través del movimiento. También conocemos las distintas respiraciones, meditamos y nos dedicamos un tiempo a estar con nosotros mismos. Mi objetivo con este método es ayudar a crear consciencia y generar un despertar, por más pequeño que sea, para que cada persona pueda experimentar el arte de habitarse. Creo que a esta vida venimos a ser felices, marcar una sonrisa en el corazón de alguien y reconocer los placeres de simplemente dejarse ser”

Camila Riganti

El paquete incluye una noche de estadía con pensión completa (con 1 bebida sin alcohol) en Delta Eco Hotel, las actividades con la instructora Camila Riganti y el uso de las instalaciones del complejo. Puede abonarse en 12 cuotas sin interés con todas las tarjetas VISA, MASTERCARD y AMEX, reservando hasta el 30 de julio 2020. El único requisito es que deben ser tarjetas bancarias.

Esta escapada es la oportunidad para dedicarse tiempo a uno mismo. La excusa perfecta para una pausa indispensable. Hay numerosos estudios científicos que demuestran fehacientemente que la satisfacción por conseguir un bien material es fugaz, efímero y a su segundo uso ya deja de ser significativo porque luego nos acostumbramos a ellos y esa felicidad va disminuyendo.
“Obtendremos más felicidad si gastamos dinero en experiencias únicas” afirma el Dr. Thomas Gilovich, investigador de psicología en la Universidad de Cornell, Nueva York. “Las experiencias suelen cubrir necesidades sociales y afectivas, al ser vividas muchas de ellas en compañía; tal vez por ello sean más perdurables, al menos a priori, en la memoria” detalla Gilovich en un artículo publicado en la revista de Personalidad y Psicología Social.

Un reloj, un perfume, un par de botas no perduran tanto en el tiempo como una canción que nos evoca a un recuerdo, o el insufrible momento de no encontrar el pasaporte antes de embarcar, ni como la selfie con la Torre Eiffel, o la sonrisa en la cara de los nenes en un desayuno con personajes de Disney.

“La cuestión no sería consumir más o consumir menos, en paralelo a tener más o menos poder adquisitivo, sino qué tipo de consumo ejercitar con el poder adquisitivo del que se goza. Es ahí donde aparece la más clara de las dicotomías: si usamos el dinero básicamente para adquirir y tener cosas, o bien para hacer cosas; o lo que es lo mismo, comprar productos frente a vivir experiencias” concluye el investigador en Psicología.

En otra perspectiva las experiencias no son un gasto sino una inversión, de ellas se aprenden y enriquecen a las personas, las hace crecer. Estas hacen más feliz al ser, porque una buena experiencia irá mejorando en el recuerdo con el tiempo y tras ser vividas podrán ser contadas y relatadas a los demás. Es esa la fáctica distancia que existe entre comprar una experiencia o el mero hecho de pagar por un producto que a los pocos días ya no resultara tan emocionante.

En una reunión con amigos ¿Cuántas veces recordamos la última cartera, el ultimo par de zapatillas o la última campera que compramos? Sin embargo ¿Cuántas veces se nos dibuja una sonrisa y reímos a carcajadas al recordar una anécdota desafortunada, o una situación divertida? Esa es la diferencia efectiva entre compartir y vivir un momento y el simple hecho de adquirir un objeto material.

Lo positivo de este aislamiento seguramente sea que empezaremos a prestar más atención y a darle mayor valor a los vínculos y a las relaciones personales que tanto se extrañan en días como estos, a los instantes únicos que no se pueden repetir ni recuperar; un abrazo, una charla en algún café, una reunión familiar. En definitiva, lo único que no se puede recuperar si no lo sabemos aprovechar; el “tiempo”.

Quizás demos cuenta de que el celular de última generación o esa laptop que tanto queremos no sean tan necesarios ni nos produzcan tanta felicidad como una escapada de fin de semana en familia, o en pareja, o con amigos.

Somos lo que hacemos, lo que compartimos, lo que sentimos, lo que vivimos, lo que exploramos, lo que aprendemos y no lo que tenemos. Porque al final de cuentas uno deja este mundo solamente con lo puesto y no se lleva nada más que todo lo que pudo, quiso y deseo vivir.

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