Bali bajo presión por el sobreturismo

La isla indonesia, enfrenta las consecuencias del turismo masivo. Mientras las cifras de visitantes se recuperan con fuerza tras la pandemia.

Bali, conocida por sus playas, arrozales y cultura única, vive una paradoja cada vez más evidente: el turismo masivo sostiene su economía, pero también deteriora su medio ambiente y altera la vida de sus habitantes. La situación ha llevado a que residentes, como los del popular destino costero de Canggu, pidan un moratorio en los desarrollos turísticos, en especial la construcción de hoteles, villas y discotecas. “Antes, Canggu era un pueblo verde y tranquilo. Hoy sus calles están saturadas de vehículos, y la tranquilidad se ha ido”, resumen los vecinos. El gobierno provincial anunció un congelamiento de nuevas construcciones por dos años, aunque todavía no hay claridad sobre su implementación ni respaldo legislativo.

Según datos oficiales, Bali recibió casi 3 millones de visitantes extranjeros en la primera mitad de 2024, especialmente desde Australia, China e India. Los ingresos generados por el turismo también crecieron: el gasto promedio por turista subió de unos US$ 1.200 en 2019 a más de 1.700 en 2023. Sin embargo, este crecimiento no fue gratuito. Más del 50 % de los ríos de la isla se han secado por la excesiva extracción de agua subterránea, las playas están regularmente afectadas por mareas de desechos plásticos, y el sistema tradicional de irrigación agrícola -declarado Patrimonio de la Humanidad por la Uneco- está en riesgo por la urbanización de las zonas verdes.

A ello se suma la creciente molestia de los locales por los comportamientos irrespetuosos de algunos turistas, como posar desnudos en templos o no cumplir con normas culturales básicas. Las autoridades esperan que el congelamiento ayude a redistribuir el flujo turístico hacia otras zonas de la isla y no solo al saturado sur de Bali.

Mientras el exministro de Turismo, Sandiaga Uno, propuso el moratorio como una de las políticas a implementar durante el nuevo gobierno del presidente Prabowo Subianto, las declaraciones del mandatario generan dudas: ha prometido construir un segundo aeropuerto internacional y transformar a Bali en “la futura Singapur o Hong Kong”, lo que es una contradicción para las organizaciones ciudadanas y ambientales.

No todos, sin embargo, están de acuerdo con el freno. I Gusti Ngurah Rai Suryawijaya, vicepresidente de la asociación de hoteles y restaurantes de Bali, afirma que la demanda turística está en aumento, con niveles de ocupación del 80-90 %, y que una pausa podría perjudicar la economía local. “Hace falta un estudio profundo antes de aplicar restricciones que afecten el sustento de los balineses”.

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