Iglesias bajo el agua: el legado sumergido de Michoacán
Ubicado en la parte oeste de la República Mexicana, además de sus bosques, montañas y playas, alberga historia y religión, siendo sus iglesias sumergidas uno de los atractivos donde se combinan vestigios arquitectónicos y recintos de fe, que en su tiempo recibieron feligreses y hoy navegantes.
Algunos de estos templos se encuentran atrapados entre rocas volcánicas, cubiertos por el agua o sepultados por un alud de lodo, despertando asombro por su aire de misterio, el paisaje que los rodea y por el aire puro que envuelve a estos silenciosos testigos del tiempo.
Además de ser un espectáculo visual, estos sitios conservan historias de comunidades que alguna vez se desarrollaron y que más tarde se vieron obligadas a adaptarse a nuevos entornos transformados por la naturaleza.
Iglesia semihundida de Churumuco
La parroquia de San Pedro Apóstol, conocida como la Iglesia Hundida de Churumuco, es uno de los vestigios más impactantes de la historia michoacana. Construida en 1800, esta iglesia fue testigo de episodios clave durante la época colonial en 1813, cuando el héroe de la Independencia José María Morelos y Pavón ofició allí varias misas ante la población.
En 1965, con la construcción de la presa El Infiernillo —infraestructura clave para abastecer de agua a regiones de la meseta purépecha—, la iglesia y el pueblo fueron parcialmente cubiertos por el agua, obligando a los pobladores a migrar hacia otros poblados.
Desde entonces, permanece sumergida, emergiendo en temporadas como una postal majestuosa entre montañas y cielos azules, que solo puede apreciarse en lancha.
Iglesia de San Juan Parangaricutiro
En 1943, el volcán Paricutín cambió el rumbo de la historia michoacana cuando emergió de la tierra y arrasó con el pueblo de San Juan Parangaricutiro. Sin embargo, entre los ríos de lava y ceniza, la iglesia del mismo nombre se negó a desaparecer y a pesar de haber sido parcialmente destruida, aún se alza entre las rocas volcánicas solidificadas.
Este lugar es un poderoso símbolo de resiliencia, donde la belleza se impone incluso ante la devastación. Visitarlo es entender las fuerzas de la naturaleza, pero también la fortaleza de las comunidades. Para acudir a este lugar es recomendable llevar un calzado cómodo, ya que el terreno de roca volcánica es retador por el tipo de porosidad, pero no difícil.
Iglesia del Carmen en Tlalpujahua
Ubicada en el Pueblo Mágico de Tlalpujahua, la iglesia hundida del Carmen guarda una historia compleja. En 1937, una avalancha de lodo y desechos tóxicos, proveniente de la mina Dos Estrellas, sepultó gran parte del pueblo, dejando a su paso una gran destrucción.
De aquel suceso, conocida como «la tragedia de las Lamas», sólo quedó visible la torre del templo y una figura angelical que, entre las ruinas parece custodiar los restos del poblado. Esta figura se ha convertido en símbolo de esperanza y fortaleza para esta región.
La mina, que en su momento dio florecimiento económico a la región, cerró tras el desastre. Actualmente la iglesia del Carmen se encuentra a escasos minutos del centro del pueblo y ofrece un encantador paisaje rodeada de vegetación, árboles y un ambiente de tranquilidad.