La gastronomía es estrella en Bariloche

El destino rionegrino propone exquisitos manjares, ingredientes autóctonos y productos que combinan la tradición de sus inmigrantes con las raíces de los pueblos originarios y que dan como resultado platos irresistibles.

Bariloche no solo ofrece hermosos paisajes, actividades al aire libre, deportes de nieve y naturaleza, sino que también se distingue por su amplia propuesta gastronómica, marcada por una fuerte influencia europea y los sabores regionales.

Un producto destacado es la trucha patagónica. Se puede degustar tanto fresca como en ahumados. Las carnes también son excelentes y, la más elegida, es el cordero. Ya sea en asados, guisos, ahumado o como relleno de empanadas o pastas. Otros productos que se pueden encontrar en su versión ahumada son el jabalí, el ciervo, salmón, salames y una gran diversidad de quesos. Por su parte, los guisos o fondue de quesos, son grandes protagonistas en las temporadas más frías. Si bien se pueden saborear en muchos restaurantes, es la mejor recompensa al llegar a un refugio de montaña para quienes hayan caminado largos kilómetros.

Los hongos de pino representan otro producto característico y su valor agregado se refleja en todas las cocinas. Se cosechan en otoño, cuando brotan de los bosques húmedos. Luego se convierten en salsas o rellenos y son protagonistas de platos de sabores intensos, especiales.

De origen araucano, el curanto es un alimento ancestral que fue traído a la región desde Chile y conlleva una legendaria ceremonia: se hace un pozo en la tierra donde se distribuyen piedras calientes, se tapa con grandes hojas de nalca o maqui, luego se disponen los productos y se tapan con más hojas, telas húmedas y tierra. Un verdadero espectáculo para conocer el método tradicional de los pueblos originarios de Chiloé y la Patagonia argentino-chilena donde se incluyen verduras, carnes, pollo y cordero.

Para acompañar los platos nada mejor que una buena cerveza artesanal. En Bariloche se producen una amplia variedad de cervezas artesanales desde hace casi 100 años. Por esta tradición, hace más de 3 años se realiza el Festival de la Cerveza Artesanal en el mes de febrero.

La tradicional ceremonia del té es una experiencia gastronómica que no puede faltar en una visita a la ciudad patagónica. Es una de las mejores actividades para disfrutar en familia, pareja o amigos y hay una amplia variedad de opciones para elegir, donde se incluyen frutos rojos, propios de la zona. Rosa mosqueta, moras, sauco, calafate, maqui y guindas se lucen en las preparaciones de mermeladas, dulces, rellenos y decoraciones de tortas.

Otro clásico son los helados artesanales que ofrecen desde los clásicos sabores hasta creaciones con productos locales, entre los que se destacan: Sauco de la pasión, Patagonia mía, Frambuesa nevada, Mousse del Piltri, Crema de otoño, Calafate con leche de oveja, Glaciar de coco, entre otros. Para degustarlos hay que recorrer la calle Mitre y sus alrededores, donde están concentrados los locales más apreciados por los locales y los turistas. 

El producto estrella es el chocolate y ningún turista deja la ciudad sin llevarse su caja como souvenir. Entre sus atributos se destacan: su cremosidad,  la diversidad en tamaños, formas, rellenos, sabores y combinaciones. Por este motivo, Bariloche fue nombrada como la Capital Nacional del Chocolate y es sede de la Fiesta Nacional del Chocolate durante el fin de semana largo de Semana Santa, con una agenda repleta de actividades y la elaboración de la barra de chocolate más larga del mundo, que en la última edición fue de 215 metros.

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