Los alquileres de Airbnb, en caída libre en Nueva York

Los propietarios de Nueva York tienen ahora prohibido alquilar sus departamentos para estadías inferiores a 30 días. Esta medida fortalece la suba de precios de la hotelería convencional y complica a los viajeros que tenían la costumbre de alquilar por medio de la plataforma.

En sus orígenes, allá entre 2008 y 2013, Airbnb era totalmente dependiente de Nueva York, donde realizaba hasta 4 de cada 5 de sus operaciones. Hoy ya no es así, gracias a la expansión de su negocio en todo el mundo. Pero la gran ciudad de la costa este vuelve a ser de actualidad para Airbnb, porque es donde se enfrenta al mayor de sus desafíos en la actualidad. El septiembre de este año, el alcalde aprobó una nueva ley, la Local Law 18, que prohíbe a los propietarios alquilar la totalidad o parte de su vivienda para plazos de menos de 30 días. Es entonces el fin del modelo de la lataforma,
tal como lo conocimos hasta ahora.

En Nueva York, todos los propietarios deben registrarse previamente y para estadías inferiores a un mes, solo pueden ofrecer una habitación en su vivienda, y únicamente si están ellos mismo en esa casa durante ese tiempo. No puede haber más de dos visitantes, y la habitación que ocupen debe ser directamente accesible. Además, están obligados a rechazar
cualquier pago a través de una plataforma de alquiler. Los infractores se arriesgan a graves sanciones económicas, al igual que el intermediario, sea Airbnb u otro. Para supervisar esta nueva normativa, la ciudad creó un organismo
específico: la Oficina de Ejecución Especial.

El recorte en la oferta ha sido considerable y solo 405 propiedades disponibles en Airbnb han sido aprobadas. Es menos del 10 %, ya que las autoridades recibieron 4.624 solicitudes. Airbnb subestimó claramente la determinación de las autoridades municipales. El alcalde demócrata de Nueva York, Eric Adams, había advertido que quería utilizar todos los medios disponibles para resolver el dilema de la inflación inmobiliaria, que está devastando a los hogares de bajos ingresos que no pueden comprar una propiedad en los cinco distritos de la ciudad. La plataforma descontaba que la ley, votada originalmente en 2022, fuese bloqueada en los tribunales y no informó a sus clientes del riesgo. Hizo una demanda en apelación el 4 de agosto que fue rechazada y se encuentra ahora con tan solo 405 propiedades en una ciudad tan grande y que fue su punto de partida original hacia la conquista del mundo. 214 dosiers han sido rechazados definitivamente, y 758 devueltos por falta de información. Los miles restantes quedaron en trámite.

La respuesta legal de la Municipalidad parece excesiva, pero las autoridades quieren solucionar la grave crisis inmobiliaria que sufre la Big Apple. Fue causada por el efecto combinado del incremento de las mensualidades y una cantidad menor de viviendas en el mercado de alquiler. La demanda es enorme en la ciudad, que recibe un promedio de 200.000 nuevos residentes al año. Hasta el mes de julio, las distintas plataformas de alquiler temporario totalizaban una oferta de 23.000 unidades, entre departamentos, habitaciones y casas. Eran 23.000 menos para los neoyorquinos en busca de alojamiento.

El CEO y cofundador de Airbnb, Brian Chesky, se muestra pesimista y declaró a la prensa que “no creo que haya una resolución en Nueva York en mucho tiempo”. Varios propietarios, deseosos de regularizar su negocio, se apresuraron
a presentar solicitudes de actualización para obtener el famoso sésamo. La situación afecta directamente a los turistas porque la falta de oferta en las plataformas va a incidir directamente sobre el precio de las 135.000 habitaciones de hotel de la ciudad que van a subir automáticamente.

Turistas, propietarios y hasta las mismas autoridades reconocen que la culpa es en gran parte del organismo responsable de las habilitaciones, que se toma tiempos excesivos para estudiar cada dosier. Ese cuello de botella se debe a la falta de personal, según informó la Oficina de Ejecución Especial. La única luz verde en esta situación es que, dentro de un tiempo, los atrasos administrativos sean solucionados y que aparezca una mayor oferta en Airbnb y otras plataformas, para equilibrar un poco la oferta y detener la suba de precios de la hotelería convencional. Brian Chesky resumió la situación declarando que “siempre estaremos regulados y siempre dialogaremos”.

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