La “Batalla de ciudades” por Papá Noel

¿En qué lugar del mundo tiene su casa Papá Noel? ¿El Polo Norte, Escandinavia, las Américas? La atracción turística del personaje motiva numerosas atracciones en los países con mayor tradición navideña.

De Islandia a Laponia, pasando por Rusia, medio mundo afirma ser el hogar de Papá Noel. Pero ¿cuál es el verdadero?

Es difícil elegir entre el Papá Noel de Suecia, de Dinamarca (donde se dice a los niños que vive en la bahía de Spraglebugten, al oeste de Groenlandia) e incluso de Rusia (donde se le conoce como Ded Moroz o Abuelo Escarcha) o Bielorrusia. En Islandia hay 13 Papás Noel. Como todos lucen barbas, barrigas y trajes convincentes, la tarea se vuelve más difícil todavía.

Además, para muchos Papá Noel vive aún más lejos, en el Polo Norte. De hecho, desde hace 60 años, el Rastreador de Papá Noel del Mando de Defensa Aeroespacial de Norteamérica (Norad) lo muestra partiendo del polo en su misión anual de regalos.

Pero la mayoría de los turistas que buscan a Papá Noel quieren un lugar más accesible: no hay vuelos de bajo costo ni conductores de Uber que ofrezcan rutas hasta los casquetes polares.

Los países nórdicos llevan ventaja, con infraestructuras, renos, auroras boreales, hygge y glogg. Y con hasta 200 días de nieve de octubre a mayo, pueden alargar la temporada navideña más de la mitad del año.

Sin embargo, cada Papá Noel nórdico tiene sus diferencias. En Rovaniemi, los elfos finlandeses de Papá Noel, los «pequeños ayudantes» se conocen como “tonttu” en finés, e incluyen al elfo del sauna y al elfo postal: la oficina de correos de la ciudad recibe hasta 32.000 cartas al día y 600.000 al año.

Mientras tanto, en Suecia, a los elfos se los conoce como “tomte”, y la reivindicación sueca de la corona navideña se basa en un lugar llamado Tomteland, conocido como Santaworld en inglés, al sur de la ciudad de Mora. El parque temático incluye la casa de Papá Noel, un safari de trolls (los duendes, no los que difunden malicia por Internet) y un parque de alces.

El Papá Noel sueco tiene más de 500 años. «Es el auténtico Papá Noel», dice la propietaria de Tomteland, Camilla Collett.

Pero también el Papá Noel noruego forma parte de esta colección de personajes, y nació hace cientos de años bajo una piedra en Vindfangerbukta («bahía de captura del viento»). Su nombre noruego es Julenissen, y ha recibido 2,5 toneladas de cartas de niños en las últimas tres décadas.

Nada de esto supera ninguna prueba científica de autenticidad. Pero el éxito invernal de Finlandia se destaca, ya que atrae a más de 500.000 visitantes al año, ocho veces la población de la ciudad de Rovaniemi.

La conexión de Papá Noel con Laponia se remonta a casi un siglo atrás: en 1927, el locutor de radio finlandés Markus Rautio declaró que se había descubierto el taller de Papá Noel en la mitológica Korvatunturi, una montaña con forma de oreja cerca de la frontera rusa.

Pero no fue hasta la década de 1980 cuando Rovaniemi reivindicó su Santa Claus. La ciudad había sido escenario de cruentas batallas durante la Segunda Guerra Mundial: bombardeada por los rusos y capturada por los nazis, que la incendiaron durante su retirada. Fue reconstruida por el arquitecto finlandés Alvar Aalto, basándose en un plano que se asemejaba a la cabeza de un reno. En 1984, las autoridades de Laponia declararon la provincia «Tierra de Papá Noel», y al año siguiente se inauguró el Pueblo de Papá Noel de Rovaniemi, un paraíso nevado de paseos en reno, castillos de hielo y hoteles iglú.

¿Papá Noel en América?

El Nuevo Mundo no se quiere quedar atrás. Por eso se puede encontrar el taller de Papá Noel en North Pole, justo debajo de Whiteface Mountain, en los Adirondacks. Se trata de una pequeña aldea de la ciudad de Wilmington, que ofrece una serie de atracciones dirigidas principalmente a los niños pequeños. Por ello, son de menor tamaño. La noria «grande» sólo tiene seis cabinas, mientras que la montaña rusa dispone de cinco vagones. Sin embargo, los niños pueden dar de comer a los renos de Papá Noel e insistir a sus padres para que comer junto al querido personaje. Por la tarde y a primera hora de la noche, el pueblo se ilumina con cantantes de villancicos y malvaviscos para asar en la hoguera.

Papá Noel también ha instalado una de sus aldeas en Jefferson, New Hampshire, cerca del Monte Washington. De nuevo, se trata de un parque temático dirigido especialmente a los visitantes de verano, pero la aldea sigue abierta durante las fiestas. Hay atracciones y renos durante todo el año.

Además en Ontario (Canadá) hay una aldea de Papá Noel en Bracebridge, a orillas del río Muskoka. Está unos 400 km al oeste de Ottawa y se puede visitar en invierno o verano, para asistir a la Escuela de Duendes (las clases son en inglés), jugar al minigolf y disfrutar de las atracciones pensadas para niños pequeños.

Finalmente, el otro pueblo de North Pole no está situado en el Polo Norte… ¡sino justo en medio de Alaska! Papá Noel no pudo resistir la tentación de establecer aquí una segunda residencia en 1952. Es principalmente una tienda de recuerdos, que vende adornos navideños y dulces. Sin embargo, se puede saludar a los renos de Papá Noel en un recinto justo al lado de su casa, para recrear todo el año la magia navideña.

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